Breaking News

La Personalidad



La autoconciencia, la conciencia del "yo" es una cualidad específicamente humana. La idea del "yo" se forma paulatinamente. Los niños van adquiriendo las nociones elementales del "yo" entre los 12 y 24 meses, la personalidad queda abierta al desarrollo constante y a la profundización del autoconocimiento de los diversos aspectos del "yo" (físico, psicológico, social, moral).

El conjunto de peculiaridades psíquicas del individuo: carácter, temperamento, sentimientos, intereses, motivaciones, capacidades, inteligencia, imaginación, memoria, pensamiento, etcétera., al conjugarse constituyen la personalidad. 


No existen, dos personalidades idénticas, la personalidad humana se caracteriza por su individualidad y por su unidad relativamente permanente. La personalidad tiene estabilidad relativa. 
 

Los cambios en la configuración psíquica de la personalidad, por lo general obedecen a cambios en las condiciones de vida, en la actividad y en el contexto social de la persona. Una misma persona cambia su comportamiento si cambian las circunstancias, se comporta distinto por ejemplo en la familia, entre los amigos, en la escuela o trabajo, etc.
La personalidad humana tiene dos subestructuras básicas, una es la endopsíquica que abarca elementos como la memoria, la inteligencia, la imaginación, la receptibilidad, etcétera., rasgos que están condicionados biológicamente. La otra subestructura es la exopsíquica, incluye los productos psíquicos de las relaciones sociales del individuo, elementos como la experiencia, los intereses, los sentimientos, los conocimientos, los ideales, etc.





Lo biológico y lo social en la personalidad. La existencia de las subestructuras endopsíquica y exopsíquica está fuera de duda, lo problemático es la precisión de las relaciones mutuas de ambas esferas. Algunas corrientes de la Psicología acentúan o absolutizan uno u otro aspecto. Las tendencias biogenéticas consideran que lo determinante para la formación de la personalidad es lo biológico-hereditario. Las concepciones sociogenéticas tratan a la persona en desarrollo como un producto de la adaptación al medio social. Una tercera posición señala la convergencia de los factores social y biológico. 

Las tres posiciones mencionadas, tienen una grave falla, conciben a la personalidad como producto inerte de influencias distintas a la propia personalidad, ignoran o reducen el papel decisivo de la actividad de la persona en el desarrollo de la personalidad.
La actividad de la persona es impulsada por las necesidades y las motivaciones conscientes e inconscientes. El hombre actúa para la satisfacción de sus necesidades materiales o espirituales. Normalmente se encontrarán contradicciones entre la necesidad y la posibilidad de satisfacerlas, la solución de tales contradicciones requiere poner en juego las habilidades, conocimientos, capacidades y demás aptitudes psíquicas superiores, las que no existen ya dadas sino que deben adquirirse y desarrollarse. La satisfacción de unas necesidades siempre da lugar a la formación de otras, generalmente más elevadas y complejas. En todo este proceso reside una poderosa fuerza motriz del desarrollo de la personalidad.

En la herencia se transmiten algunas peculiaridades morfológicas y de funcionamiento del cerebro, las que probablemente sean base de algún tipo congénito de fenómenos psíquicos, pero de ser cierta tal hipótesis, de ahí no se podría concluir que las estructuras congénitas, tal vez hereditarias, determinen la estructura de la personalidad. Los estudios experimentales con gemelos muy semejantes y que viven en un medio común, no confirman la rectoría de lo hereditario en la formación de la personalidad.


 Autor: W Érika Hernández A.





No hay comentarios