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Los Alucinógenos


Las sustancias designadas comúnmente como alucinógenos provocan distorsiones visuales, que pueden llegar a las alucinaciones y que se denominan en general efectos psicodélicos. Hay sustancias alucinógenas que se conocen desde la antigüedad y que tienen importancia sociológica, histórica y cultural. Son los llamados alucinógenos naturales, que en muchas culturas desempeñaban un papel social importante desde una perspectiva de uso litúrgico - mágico, puesto que se utilizaba el consumo ritual de sustancias naturales alucinógenas como un vehículo de acercamiento a la divinidad. El consumo de los alucinógenos requería un aprendizaje ritual, dirigido por el chamán como máximo iniciado y como interpretador de las "sensaciones". Los dos alucinógenos naturales más conocidos son la psilocibina y la mescalina. La psilocibina se encuentra en algunos hongos, originarios sobre todo de México. La liturgia y la mística en relación con el uso del hongo como fenómeno chamánico está fuera de toda duda. En su cultura y en su medio constituye una experiencia mística rígidamente codificada, que sólo se experimenta en ocasiones rituales y evita hasta el mínimo detalle el riesgo de confundir lo divino o adivinatorio con lo real. La mescalina es el principio psicoactivo del peyote, un cactus común en el norte de México, que tiene también un complejo y ritualizado culto. Sus virtudes fueron tan estimadas que los indígenas mexicanos lo elevaron a la categoría de Dios. Del culto al peyote ha derivado finalmente la mística de la Native American Church (Iglesia India Americana), cuyos adeptos "comulgan" con pequeños trozos secos del cactus. La verdadera historia de otro alucinógeno, el ácido lisérgico, comienza en la alta Edad Media. Desde el siglo X existen pruebas documentales del denominado "fuego de San Antonio", trastorno que conducía al afectado a morir o a perder algunos de sus miembros después de atroces sufrimientos. 





Hoy se sabe que tal "fuego sagrado" era debido a un proceso de fuerte vasoconstricción periférica con gangrena seca causada por un hongo conocido como cornezuelo del centeno. Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XX cuando se descubrieron con exactitud los 12 principios activos del hongo, de los que el ácido lisérgico es el constituyente específico. El desarrollo de la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) por Albert Hoffman en los Laboratorios Sandoz en 1943 marcó el inicio del interés por las drogas sintéticas alucinógenas. Hoffman ingirió accidentalmente LSD en dos ocasiones durante su producción y consideró que ambas experiencias demostraban claramente las potentes propiedades psicodélicas del LSD . Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, los medios científicos y de comunicación empezaron a interesarse por esta droga. En la década de 1950, los Psiquiatras de orientación analítica experimentaron con el LSD intentando encontrarle, sin éxito, un uso terapéutico. Posteriormente, un pequeño grupo de iniciados en el alucinógeno extendió el consumo de esta droga entre los jóvenes norteamericanos como una forma de "liberar su espíritu". Poco después, el LSD era ya un producto más de los circuitos de la sociedad de consumo. La contracultura, lo psicodélico, la experiencia de la guerra de Vietnam dieron lugar a una generación de jóvenes norteamericanos con una mentalidad que causó impacto en Europa a finales de la década de 1960. Más tarde, el consumo de LSD y de drogas alucinógenas se mantuvo estable, con tendencia a ser poco frecuente. No obstante, recientemente se está produciendo un resurgir del consumo de este tipo de drogas, sobre todo la MDMA o éxtasis. 

 Autor: W Érika Hernández A.




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