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La Iridología



La Iridología es la ciencia que tiene por objeto el estudio del iris de los ojos para descubrir en él las características de una persona. La Iridiagnosis es la ciencia que revela los desórdenes patológicos y funcionales del cuerpo humano, por medio de líneas y puntos anormales y descoloraciones del iris del ojo. Mediante la Iridología es posible constatar la normalidad o anormalidad del organismo, estableciendo también la calidad de su sangre, de sus tejidos y el estado de cada uno de los órganos del cuerpo. La delicada membrana del iris está en conexión nerviosa, directa o indirectamente, con todo y cada parte de nuestro cuerpo. El iris está en continua y constante actividad y no permanece indiferente a ninguna reacción nerviosa de nuestro organismo. Tan maravillosa es su sensibilidad, que el más ligero rayo de luz lo impresiona y contrae para impedir que la retina del ojo sufra bruscas alteraciones luminosas. Naturalmente la actividad del iris está en razón directa con la energía nerviosa de cada individuo, siendo manifestación de incapacidad o depresión de esta energía, cuando el iris reacciona con flojedad. Así, se explica que los venenos, que deprimen la vitalidad del sistema nervioso, se manifiesten por dilatación de la pupila y ésta llegue a su máximo con la muerte. La más leve emoción y hasta el más ligero rayo de luz, hacen reaccionar el iris.





 Toda anormalidad orgánica, vale decir enfermedad, supone una reacción defensiva del organismo, en general y también local en el punto u órgano más afectado; se comprende entonces que el iris no permanezca indiferente a estas reacciones nerviosas, las que impresionan su tejido en forma pasajera o estable, según sea el proceso de reacción orgánica. El estado de salud tiene su manifestación en los ojos del individuo, donde el iris acusa brillantez, limpieza de su tejido y actividad de su membrana. En cambio, el estado de enfermedad es denunciado en los ojos por un iris más o menos sucio y opaco, con sus fibras alteradas en grado variable y más o menos manchado. El rostro de una persona es exponente de su personalidad física y moral. Sus facciones, su expresión y hasta sus colores, nos revelan en cada caso, normalidad orgánica y psíquica. La forma de la nariz, la amplitud de la frente, la consistencia de los maxilares y hasta los detalles de las orejas de una persona, son indicadores de su carácter y de su idiosincrasia. Algo parecido ocurre con las manos del hombre donde sus formas, las líneas de la palma, sus dedos y hasta sus uñas revelan contextura orgánica determinada, rasgos salientes de la personalidad del sujeto y hasta detalles de su estado fisiológico. 

Pero, sin duda alguna, son los ojos del ser humano el punto céntrico de su personalidad completa. La bondad y la malicia en los ojos tienen expresiones indefinibles; la alegría y las penas se revelan en los ojos con inconfundible precisión; cólera, dolor, angustia, inquietud, desengaño y cuanto sentimiento conmueve el alma del hombre, en sus ojos se revela con expresiones propias. Si se siente un golpe o impresión dolorosa en cualquier parte de nuestro cuerpo, instantáneamente ella repercute en la expresión de nuestros ojos, porque, como hemos dicho, estos órganos están en conexión directa o indirecta con todo y cada parte de nuestro cuerpo. Siendo el iris el centro de la actividad del ojo no es extraño, pues,  que él se impresione con las reacciones nerviosas que toda enfermedad supone. 


 Autor: W Érika Hernández A.




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