La autoestima
Estimar es apreciar,
considerar, sentir afecto, atribuir a alguien o a algo un valor. La autoestima
es por tanto, el aprecio, la consideración y la valoración que nos otorgamos a
nosotros mismos. La autoestima desempeña un papel central en el funcionamiento
psicológico del ser humano. Aceptarse, apreciarse y valorarse son premisas
básicas para disfrutar de un relativo bienestar personal. Experimentar aprecio
por uno mismo es uno de los componentes primordiales del bienestar psicológico.
La ausencia de un sentimiento de autoestima o autoaprecio es un síntoma
frecuente en una gran cantidad de trastornos psicológicos, ya que una pobre
autoestima está relacionada con conflictos de tipo emocional y conductual. La
autoestima es necesaria para un desarrollo psicológico normal. Para enfrentarse
de manera eficaz a los cambios que el crecimiento y el desarrollo imponen, la
persona necesita confiar en su capacidad para hacerles frente. La falta de
confianza en las propias posibilidades hará que probablemente se muestre menos
eficaz en sus actuaciones y como consecuencia, su autoestima se vea afectada y
disminuye. En los niños, una buena autoestima tiene una importancia considerable,
ya que puede favorecer sus sentimientos de competencia y ayudarles a evitar
futuros problemas. Es difícil establecer si una autoestima pobre es la
causa de cualquier trastorno o su consecuencia.
La relación que existe entre una autoestima escasa y la presencia de problemas afectivos, conductuales y de aprendizaje, parece indicar que probablemente se dirijan en ambas direcciones. Cuando la autoestima aumenta, disminuye la frecuencia y la intensidad de la amenaza (psicológica) que percibimos ante situaciones de la vida diaria, conflictivas o potencialmente peligrosas que pueden resultar nocivas para nuestro bienestar. Se incrementa la posibilidad de las respuestas de afrontar los conflictos y ésto crea generalmente autoevaluaciones favorables. Cuando declina la autoestima, aumenta la sensación de peligro, disminuyen las estrategias para afrontar los problemas y darles soluciones, es cuando se incrementan las respuestas de huída, lo que aumenta las percepciones desfavorables. Las personas con una buena autoestima están orgullosas de sus logros, actúan de una forma positiva para conseguir su propio bienestar, asumen la responsabilidad de sus acciones, toleran la frustración, se enfrentan a las situaciones nuevas y a los conflictos con energía y entusiasmo y son capaces de mostrar una amplia gama de sentimientos. Por el contrario, las personas con poca autoestima evitan las situaciones difíciles o problemáticas, se perciben inferiores a los demás, se creen poco valoradas, se sienten heridas con facilidad, muestran una actitud defensiva, se frustran con frecuencia y tienden a culpar a los demás de sus propios errores. Trabajar en la autoestima es de suma importancia para tener una vida equilibrada y una sociedad unificada.
La relación que existe entre una autoestima escasa y la presencia de problemas afectivos, conductuales y de aprendizaje, parece indicar que probablemente se dirijan en ambas direcciones. Cuando la autoestima aumenta, disminuye la frecuencia y la intensidad de la amenaza (psicológica) que percibimos ante situaciones de la vida diaria, conflictivas o potencialmente peligrosas que pueden resultar nocivas para nuestro bienestar. Se incrementa la posibilidad de las respuestas de afrontar los conflictos y ésto crea generalmente autoevaluaciones favorables. Cuando declina la autoestima, aumenta la sensación de peligro, disminuyen las estrategias para afrontar los problemas y darles soluciones, es cuando se incrementan las respuestas de huída, lo que aumenta las percepciones desfavorables. Las personas con una buena autoestima están orgullosas de sus logros, actúan de una forma positiva para conseguir su propio bienestar, asumen la responsabilidad de sus acciones, toleran la frustración, se enfrentan a las situaciones nuevas y a los conflictos con energía y entusiasmo y son capaces de mostrar una amplia gama de sentimientos. Por el contrario, las personas con poca autoestima evitan las situaciones difíciles o problemáticas, se perciben inferiores a los demás, se creen poco valoradas, se sienten heridas con facilidad, muestran una actitud defensiva, se frustran con frecuencia y tienden a culpar a los demás de sus propios errores. Trabajar en la autoestima es de suma importancia para tener una vida equilibrada y una sociedad unificada.
Autor: W Érika
Hernández A.

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