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Trastornos por ansiedad



La ansiedad es una de las emociones más universalmente experimentada por el género humano. Se puede decir que todos hemos sentido, en mayor o menor medida ansiedad en algún momento de nuestra vida. La persona ansiosa se siente invadida por una sensación muy desagradable de peligro inminente, de zozobra y amenaza. Un estado de alerta y congoja sin relación aparente con un motivo real y objetivo de su ambiente. Podría ser comparable al miedo o terror, pero a diferencia, éste está motivado por algo concreto que es la causa del temor: un examen, un accidente, un animal peligroso, etcétera. 


El sentimiento de ansiedad es algo más complejo. Lleva consigo una revolución del organismo, tanto en su esfera psicológica como física, así como en la conducta. 

 La respuesta psicológica ante la ansiedad es de preocupación excesiva, estado de alerta y vigilancia, anticipación de un futuro inmediato catastrófico, impaciencia, aprensión, irritabilidad y desazón. La respuesta física es muy llamativa y florida: tensión muscular, temblor, aceleración del corazón, mareo, respiración agitada, sequedad de boca, nudo en la garganta, náuseas, alteración intestinal (diarrea o estreñimiento), gases, necesidad de orinar con frecuencia, sudor, frialdad de extremidades, etcétera. Un determinado y acorde nivel de ansiedad es normal e incluso necesario para desempeñar nuestra vida diaria. Imprescindible, además, si llevamos un ritmo de vida muy activo y emprendedor. La ansiedad en este caso, es una forma de energía vital que nos impulsa a funcionar, a responder a la demanda ambiental y a desarrollar nuestra propia creatividad. Existirán, pues, una ansiedad normal y otra patológica; una buena y la otra mala, pero ¿dónde está el límite entre ambas? Sencillamente, valorándolas en función del rendimiento físico y psíquico del individuo. Así, cuando la ansiedad nos excita positivamente para conseguir algo, aumenta nuestro rendimiento en el esfuerzo pero cuando se pasa en exceso, provoca un bloqueo o descontrol de dicho esfuerzo. La ansiedad por superar un examen puede incitar al estudiante a estudiar con más dedicación y ahínco (ansiedad normal y positiva) pero un exceso de ansiedad puede bloquear la memoria y paralizarle de miedo con la mente en blanco ante el examen (ansiedad patológica y negativa). Atender una ansiedad patológica es una responsabilidad de quienes la padecen para evitar llegar a situaciones alarmantes y peligrosas.

 Autor: W Érika Hernández A.


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